La gran decisión: Viajar



En el momento que tomé la gran decisión de viajar, nunca imaginé todo lo que me esperaría. Nunca imaginé que me sentiría otra persona. Más abierta, más feliz, en cierto modo, con una visión diferente de la vida. Es muy loco decir esto, porque en ese momento, no lo pensé. Sólo tomé la decisión, muy extraña, muy difícil pero lo hice. Comencé a viajar y mi mundo ya no fue el mismo. Cambió y para bien. 

No, no. No me hice millonario, ni tuve miles de joyas, ni múltiples propiedades. Las riquezas fueron inmensas, para mí mismo, para mi vida, para mi ser. 

Imaginemos que en aquel entonces, yo me podría describir como una persona que cumplía horarios de trabajos, que tenía responsabilidades, con personal a cargo de mi oficina, que estaba muy ordenado en mis cosas. Tenía entonces 30 años. De repente, surge la idea de viajar, ya que una de las personas más importantes que había conocido en los últimos meses, había hecho lo mismo. Se había ido a Europa.

Yo más de Mendoza, que es de donde soy, Buenos Aires y Córdoba, realmente no conocía. Es más, tan responsable de mi vida era, que temía viajar en avión. Locuras y miedos de principiante.

Fue todo una especie de mundo nuevo, experiencias nuevas, un todo por descubrir y realmente eso fue lo más atractivo, desafiante. Pero un desafío que, podría decirles, llena de una especie de adrenalina tu cuerpo y mente.

Al tomar la decisión de viajar, nunca imaginé que iba a ser tan enriquecedor en varios aspectos. Y bueno, yo aquí comienzo a contarles mi ensayo por vivir una vida con toques más emocionantes. Y no me lo contaron, esto lo he vivido en carne propia.

Voy a contarles mi primera experiencia, un viaje lejos. Lejos de las rutinas, lejos de la familia que siempre te contiene y te protege, lejos del trabajo que se supone que te da seguridad. Sólo el mundo y yo. 

Anteriormente había visto el aeropuerto de Mendoza, es bastante chico, pero es internacional. Recuerden que allí hay un gran intercambio con el país vecino, Chile, principalmente.

Aeropuerto Internacional de Mendoza - Argentina
El Aeropuerto Internacional Francisco Gabrielli, ese es su nombre, lo había visto de paso, como un lugar lejano que sabía que estaba pero que yo no me sentía protagonista de esas historias. Tenía más familiarizado el transporte terrestre, un vehículo que se desplaza por tierra “firme”, que es seguro y que no tiene demasiados inconvenientes. Pero bueno, eso es un poco la ignorancia y por otro lado la falta de experiencia.

La primera vez que estuve, que mi familia me despedía en ese momento, las lágrimas de mi madre, la preocupación de mis hermanos, mi abuela, toda la familia en sí, también mis amigos era realmente algo fuerte. Sentir toda esa energía que te da la señal que estás cambiando tu vida, era estremecedor. Muy loco. Muy bueno. 

Un poco con el corazón estrujado por la emoción, presenté mi pasaporte y luego de un levantar la mano y muchas gracias, no los vi más. Esta vez sí, era el mundo y yo. Se sentía una especie de soledad, inseguridad y por otro lado alegría, expectativas por demás.

Aquí comenzaré a contarles, esto que fue cambiar de mi estado de quietud a un remolino, a un sacudón de nuevas sensaciones. Quiero compartir con ustedes esto que significó el gran cambio en mi vida. 

La verdad, deseo que me acompañes, que seas protagonista de las historias, que éstas sean inspiradoras para que, si aún no lo has decidido, te animes a vivir; pero de verdad. Que se sienta que corre sangre por tus venas. Yo deseo que esto sirva para que te decidas por el sí, sin excusas, ni miedos. Alguien alguna vez me dijo, las excusas son de los mediocres. Si tenés ganas solo hay que hacerlo. A veces se complica, es difícil, pero cuando realmente te lo proponés, seguro, pero seguro que sucede. 

Mi nombre es Luis, estaremos viviendo, sintiendo juntos cada viaje. Vos y yo, seremos los hacedores de nuestras vidas. Espero que más trascendentes, con más libertad. 

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Ah, este soy yo:

Luis Becerra - Radio Conectada.
Técnico Universitario en Gestión de Empresas
Comunicación Social - Blogger.





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